Ya hace poco más de una semana del lanzamiento de KDE 4.10 y ya he tenido tiempo de instalarlo en mis dos ordenadores principales: mi ordenador de sobremesa con openSUSE 12.2 y mi portátil con Kubuntu 12.10.
En ambos tuve una plácida instalación siguiendo las guías publicadas (Kubuntu y openSUSE) y en ambos estoy descubriendo las bondades de KDE 4.10 que a continuación voy a describir.
La primera impresión es que todo funciona de una forma mucho más fluida, al parecer el trabajo en KWin ha dado el resultado esperado y el escritorio se desliza suavemente sobre la pantalla. El redimensionamiento de las ventanas es suave y perfecto. Ya no parece que sea necesario ninguna versión de KDE para que esto sea una realidad. Claro está que esto no ocurrirá y KDE seguirá mejorando estos aspectos.
También hay que destacar que la gestión de la energía de la batería ha mejorado en mi portátil, el plasmoide se ha reescrito en QtQuick y parece que las pequeñas mejoras han solucionado algunos problemas que tenía cuando mi portátil entraba en suspensión o hibernaba.
Por otra parte, las búsquedas de Dolphin son muy rápidas, tanto las predefinidas en el panel de Lugares (hoy, ayer, semana, etc.) como las nuevas que realicemos.
Por último, he probado los fondos de pantalla dinámicos y lo cierto es que mola mucho, los tres elegidos no son nada cansinos y lo cierto es que mola tenerlos puestos (mis alumnos, muy impresionables con estas cosas, han flipado)
Quedan muchas más cosas por probar, pero de momento el resultado es más que satisafactorio: KDE 4.10 ha convertido KDE en un escritorio casi perfecto y su evolución solo puede ser a mejor.